CASUÍSTICA FUNDACIONAL DEL MISTICISMO EN EL VALLE DE ELQUI (PARTE IV): AUGE Y OCASO DEL "MONASTERIO" DE LA HERMANA CECILIA

 

Vista de "El Monasterio" de la Hermana Cecilia, sobre un pequeño promontorio junto al río Cochiguaz. Fuente imagen: "Los iluminados del Valle de Elqui", de Juan Guillermo Prado.
Ya vimos tres casos impulsores de la fama mística del Valle de Elqui: la vida del Cristo del Elqui, la creación de la "Hermandad del Pacífico" y la visita de supuestos lamas tibetanos en las localidades interiores durante los años cincuenta. Ahora nos corresponde abordar uno un poco más reciente, pero que estuvo también en la misma línea de pioneros de tal rasgo cultural y turístico que hoy identifica al valle, para gusto de algunos y disgusto de otros. Al ser casos originarios, por lo mismo, quedarían fuera de ejemplos análogos al llamado Síndrome de Jerusalén o estados parecidos que acaso pudieran experimentar otros iluminados del Elqui en las épocas donde su fama esotérica (o exotérica, para sus críticos) ya estaba consolidada y era bien conocida y hasta publicitada.
Muchos llamaban coloquialmente Hermana a la mística Helena Vacarreza Klemen, cuyo caso representado en la "Hermandad del Pacífico" quizás abrió las puertas a la supuesta conexión tibetana y lamaísta que tendría el Valle de Elqui. Sin embargo, fue una mujer posterior a ella y relacionada con el caso que acá atendemos, la que sería principalmente recordada con este título de cuasi santidad: la Hermana Cecilia Rodríguez, otro de los personajes que dieron principal fomento a la formación del imaginario místico y espiritual del valle, antes del boom definitivo iniciado en los años ochenta de la mano de sucesos como la publicidad para el frustrante paso del cometa Halley, hace justo ya tres décadas.
La Hermana o Madre Cecilia era, para muchos habitantes elquinos, una figura casi tipo Sor Teresa de Calcuta. Siempre vestida de túnica blanca, serena y en actitud contemplativa, nunca perteneció a alguna congregación u orden religiosa convencional, y menos recibió formación conventual; empero, de acuerdo a testimonios que hemos conocido de quienes la conocieron, la llamada Hermana era reconocida casi como una monja por el error de interpretación de algunos habitantes más humildes y menos ilustrados del valle, al creer en su simplicidad de educación y de formación que se trataba de la equivalente a una religiosa con investidura, por su actividad mística.
Sus súbditos también ayudaron a extender esta percepción imprecisa sobre sus dignidades o credenciales, al rodearla de un aura santa y venerable, como que se anunciaba en sueños a sus leales para que la siguieran. Algo de esto se puede verificar en el libro "El levantamiento" de Mikaela de Salvington, donde se la prefiere llamar la Madre Cecilia, sin rodeos.
El grupo de Cecilia nació relacionado con la representación en Chile de la Gran Fraternidad Universal, organización con sede en Venezuela. Corresponde a una agrupación apolítica y pacifista de alcances esotéricos y mistéricos, fundada en Caracas el 27 de marzo de 1948 por el controvertido viajero, escritor y astrólogo aficionado parisino Serge Raynaud de la Ferrière, venerado por sus adeptos y considerado sólo un charlatán por sus adversarios. Asegurando haber pasado por experiencias espirituales en el Tíbet y la India (que hoy se ponen en duda), Raynaud planteaba una amalgama ecléctica de visiones tomadas del cristianismo, hinduismo, judaísmo, budismo, mahometanismo, hermetismo y algo de ciencias ocultas, bajo una visión anticipatoria del New Age y la creencia en la llegada de la Era de Acuario. Falleció a los 46 años en 1962, fulminado por un paro cardiaco, según se cree a consecuencia de su negativa a tratarse una diabetes con la medicina científica.
A pesar de su prematuro fallecimiento, la semilla de la Gran Fraternidad Universal ya estaba sembrada y así llegó a Chile obteniendo personalidad jurídica el 30 de diciembre de 1968, prendiendo entre quienes vivían con cierto retraso la euforia y la exploración espiritual post-sicodélica. Sus integrantes se hacían llamar también "Misión de la Orden de los Acuarios", y -¡era que no!- escogieron al Valle de Elqui como su lugar de operaciones en el país. De este modo, el controvertido reverendo mexicano Rafael Estrada Valero, colocó junto a sus hermanos, el 23 de octubre de 1969, la primera piedra del que iba a ser su ashram o sede local en Rivadavia, la que ostentaba el nombre del francés fundador de la agrupación.
Aunque el primer intento de establecer la secta allí falló, quedando el lugar abandonado con el tiempo, un grupo en particular de miembros de la fraternidad interpretó la llegada de un nuevo tiempo como el anuncio del cambio del eje espiritual del mundo desde el Himalaya en la Era de Piscis, al Valle de Elqui en la Era de Acuario, tal como lo predicaría la "Hermandad del Pacífico", poniendo atención en uno de los cuatro puntos principales señalados por ellos como centros neurálgicos de esta nueva energía: el mismo de Rivadavia, en la confluencia de los ríos Turbio y Claro, que dan surgimiento al río Elqui.
Al poco tiempo después de nacida la comunidad, entre 1978 y 1979, ya habían llegado a Cochiguaz, causando cierta intriga por sus modos ceremoniosos y sus vestimentas de túnicas albas.
La secta estableció su propia sede allí gracias al esfuerzo de la viñamarina Cecilia Rodríguez, conocida para la posteridad como la Hermana Cecilia. Su primera ubicación en Cochiguaz fue en el Fundo El Colorado, donde instalaron un gran altar en la entrada, conocido hasta hoy como la Heliópolis.
A mayor abundamiento, Cecilia había sido estudiante de artes y había conocido a los miembros de la Gran Fraternidad Universal en La Serena, donde solían hacer ejercicios grupales de yoga en la playa, incorporándose así al grupo. En la localidad de El Belloto de Quilpué y convencida de estas ideas, fundó en 1975 su propia agrupación satélite de la fraternidad con otros tres jóvenes miembros, Mario, Leo y Carlos, pero por problemas con abastecimiento de agua en la sede quillotana decidieron trasladarse hasta Cochiguaz, estableciendo una sede conocida como "El Monasterio". Alguna información que no hemos podido confirmar propone que también pasaron por Rivadavia, quizás a la antigua sede fundada por Estrada, pero alguna dificultad los llevó a cambiarse rápidamente más al interior del valle.
La controvertida Hermana Cecilia con dos de sus seguidoras. Fuente imagen: "Los iluminados del Valle de Elqui", de Juan Guillermo Prado.
No pasó mucho tiempo para que los cuatro fundadores fueran visitados por el maestro Shree Vasant Vithal Paranjpe, quien les enseñó las prácticas del homa y del agnihotra para purificar el alma y el ambiente, dejando atrás muchos de los preceptos y declamaciones que antes habían inspirado su misión desde la Gran Fraternidad Universal como prioridad. Desde ahí en adelante, la secta sufre un fuerte cambio de fundamentos y desde la observación de los preceptos de la fraternidad internacional, comienza a orientarse a un hinduismo casi obsesivo en la práctica de esta disciplina espiritual.
En una época donde la hotelería y el turismo eran más bien una sombra rústica en la zona, la comunidad de Cecilia trabajaba a nivel filosófico y terapéutico con sus miembros o público, también combinando elementos del New Age con psicología, algo de hippismo y tratamientos grupales de crecimiento y mejoramiento individual. Siguiendo ritos hinduistas enseñados por el mencionado maestro, por ejemplo, había quienes se bañaban desnudos en el río muy temprano cada mañana, y repetían mantras ejecutando quemas ceremoniales parecidas a los sahumerios, aprovechando las cenizas en la fabricación medicinas alternativas propias para varias clases de tratamientos.
Se recuerda que hubo varios escritores, músicos y artistas vinculados estrechamente a las experiencias que ofrecía la comunidad de "El Monasterio", pero sólo mencionaremos a Joakín Bello por haberse revelado ya este vínculo en el libro "Los iluminados del Valle de Elqui" de Juan Guillermo Prado, además de ser un residente del valle. De este enlace entre el grupo y el músico habría surgido el encuentro artístico Primera Jornada por la Paz, de noviembre de 1983 en el Parque O'Higgins, con Bello a la cabeza de la organización.
Algunas opiniones comparaban a esta comunidad con el otrora conocido Grupo Ichazo de Arica, pero había una diferencia: los agrupados en torno a la Hermana Cecilia practicaban más bien el concepto de las terapias alternativas, además de episodios de epifanías como visiones místicas y revelaciones oníricas, mientras aceptaban someterse a un estricto código de vida. Particular importancia tenían para ellos las termas del cerro Cancana, además, que consideran sagradas. Sus miembros se jactaban de haber salvado la vida en ellas a desahuciados, además de estar convencidos de que existía en ella un portal dimensional, tal como en la laguna El Cepo al interior del río Cochiguaz que ya mencionamos para el caso de los monjes tibetanos visitantes del valle.
Si de críticas se trata, las principales de ellas se refieren a su estilo dictatorial de dirigir la colonia (algo propio de los líderes de sectas, dicho sea de paso, aunque otros miembros negaban estos cargos) y a ciertos mensajes pronosticando permanentemente el fin del mundo, sazonados con mezcolanzas muy banales relativas al tema ovni y los extraterrestres, de acuerdo a lo que ciertos habitantes de la región acusan haber detectado en el discurso de la comunidad y que puede confirmarse en algunos de los pocos folletos con mensajes internos de la sociedad que se conocen.
Debe recordarse que estaba de moda el tema ovni en Chile, por el entonces reciente caso del Cabo Valdés, y se ha dicho que los seguidores tenían ciertos nexos con la Misión Rama de Perú, del muy discutible "contactado" peruano Sixto Paz Wells, algo que parece sugerido también en la obra de Mikaela de Salvington. Algunos residentes, además, le atribuyen a la Hermana Cecilia la introducción de los términos Hermanos Mayores y Maestros en el argot místico del Valle de Elqui, muy utilizado para referirse a guías extraterrestres o a presencias espirituales cósmicas, términos todavía presentes en la nomenclatura de muchos místicos locales.
También parece haber sido factura del "Monasterio" de Cecilia la leyenda de los supuestos campos geomagnéticos del Elqui detectados por fotografías de la NASA, según declaraciones que concedió a la prensa en 1982, siendo rápidamente refutada por astrónomos del cerro Tololo que negaron la existencia de tales energías, según recuerda Prado. En cambio, Malú Sierra acoge esta leyenda urbana en su "Elqui. El cielo está más cerca", señalando que se trataba de fotografías tomadas por astronautas de la misión Géminis en 1967, aunque es sabido que la última misión de este programa se ejecutó en 1966.
Otra aparente extravagancia del grupo y de la que se comentó mucho en su momento, era la de un presunto búnker secreto que la comunidad habría construido en algún escondrijo del sector, para sobrevivir al Apocalipsis. La infidencia la habrían hecho algunos trabajadores contratados para tales labores, se cree.
Empero, la Hermana Cecilia y varios de sus miembros terminarían cayendo en las inevitables controversias intestinas de esta clase de grupos. Su ruptura en 1983 con Gladys Medina y Ernesto Ardiles, entre otras cosas por no aceptar su relación sentimental dentro de la comunidad, significó la salida de la pareja desde la secta y algunas revelaciones contra la dirección de la misma.
Siendo llamada Hermana Gladys, entonces, la ex integrante se mudó al sector Zanjón Hondo, donde fundó su propio grupo de seguidores apodados la "Común-Unidad", relacionados también con la práctica de la agnihotra y la controvertida y cada vez más cuestionada Misión Rama. Otro gran colaborador de Cecilia había sido el llamado Hermano Pancho, que nos consta todavía residía por allí hace algunos años con su séquito. Llamado en realidad Bernardo Blanchard, participaba de las actividades de la agrupación cuando llegó a Cochiguaz, estableciéndose después en Alcohuaz y fundando su propio grupo llamado "Centro Saint Germain del Séptimo Rayo". Ésta y otras agrupaciones como la "Escuela de la Luz de la Nueva Era", la "Gran Hermandad Blanca" o la misma "Común-Unidad", sin embargo, ya pertenecen a otro período de la historia del Valle de Elqui y son más bien consecuencias del grupo casuístico pionero que estudiamos acá.
A todo esto, la egolatría de Cecilia se estaba volviendo evidente y descontrolada justo en los momentos en que la decadencia amenazaba a su "Monasterio", exigiendo ciertos comportamientos devotos para con ella por parte de sus seguidores y siendo extremadamente elitista para seleccionar a quienes tendrían acceso a ella, según se recuerda entre sus detractores. Malú Sierra parece no advertir algo de esto en su conocido libro, donde hace una cuasi apología de la Hermana y su obra, obcecada con demostrar el carácter espiritual profundo del valle. Como acogida en rango vip de la sociedad, pues, la periodista y escritora quizá no pudo tener noción siquiera del clasismo con que Cecilia estaba tratando ya entonces a los aspirantes que llegaban a golpear las puertas del "Monasterio", en algunos casos recibiendo por respuesta un feo rechazo a cargo de alguno de sus seguidores, según los testimonios que hemos conocido en años ya de diferentes viajes y largas estadías en el Elqui.
Poco quedaba de la cálida y receptiva anfitriona de otras épocas, a esas alturas.
Acercamiento a la casa sede de la agrupación, conocida como "El Monasterio". Fuente imagen: "Los iluminados del Valle de Elqui", de Juan Guillermo Prado.
Imagen del verano de 1997, con servicios espirituales ofrecidos en Cochihuaz por grupos residuales de lo que había sido la presencia de la Fraternidad Universal en el Valle de Elqui, en este caso de la Hermana Gladys. Se combinaba de todo en la oferta del cartel: cristianismo, hinduismo, extraterrestres, gestáltica, egipcios, numerología, etc.
A pesar de seguir siendo visitados por ciertos escritores, artistas y personalidades de renombre, sin embargo, en los años ochenta el grupo se volvería más bien algo pintoresco entre muchas otras comunidades posteriores que iban llegando a la zona con una propuesta y discurso parecidos.
En los hechos, la mística Cecilia estaba atrapada en su propio espiral de dogmas y plazos, a esas alturas: ya enceguecida por sus delirios iluministas y quizá sintiéndose alentada por el protagonismo que Sierra le dio en el libro, ese mismo año de 1986 anunció que sus seguidores y otros elegidos serían rescatados por extraterrestres en una gran nave, para ser salvados del fin del mundo, organizando una vigilia en la laguna El Cepo en el mes de septiembre. Tras tres largos días realizando ritos y esperando pacientemente la operación cósmica de rescate, la astronave nunca apareció y la duda sobre sus cualidades cundió como el fuego en el pasto seco.
Al ver incumplida su promesa, la alguna vez querida y reputada Cecilia se encerró en su refugio y se negó a recibir en el "Monasterio" a los que reclamaban, acusándolos de provocar malas vibraciones que llevaron a frustrar el encuentro con los extraterrestres... Era el principio del fin para su grupo.
Ya en crisis de credibilidad y con sólo tres miembros originales permaneciendo entre los internos de la comunidad, su discurso nacido al alero de la Gran Fraternidad Universal y luego convertido al hinduismo-ufológico, ahora se había ido cristianizando, permaneciendo aferrada a él como tabla de náufrago. Probablemente desesperada por salvar su credibilidad, entonces, cuenta Prado que, en el Día de la Purísima de ese mismo año, el 8 de diciembre, proclamó la fecha como suya y realizó un rito de incorporación de unas 15 personas, vistiendo un hábito blanco y celeste para emular -ni más ni menos que- a la advocación de la Virgen de Lourdes, muy popular en el Norte Chico. Sin un buen libretista a mano, anunció con estrépito allí -otra vez- el inminente fin del mundo. Esta vez, le había sido advertido por una aparición de la propia Madre de Dios.
Pero nada sucedió, nuevamente, dejando a sus seguidores en total confusión y magullando más aún su ya herida credibilidad. Recuerdan algunos que comenzaron así los problemas con lugareños que habían donado terrenos a la comunidad o que habían hecho desprendidas colaboraciones al mismo, viéndose decepcionados en los años posteriores al advertir cómo iba cayendo en el desprestigio y los chismes de la incorregible rumorología popular. No corresponde al tema central de este artículo escarbar en tales controversias, por supuesto.
Avergonzado y dolido su orgullo, y dicen nuestras fuentes que, sintiéndose acosada por el descrédito al saber que su encanto personal del pasado se había agotado, Cecilia se marchó súbitamente del valle y del propio país, creyéndose que se habría establecido en Bolivia o Colombia, desde donde nunca más se supo de ella. Habría mantenido contacto con algunos pocos habitantes (incluyendo un empresario de renombre con su casa de descanso en la zona, se supone), pero estos nunca han revelado algo más de lo poco que se conoce sobre su situación posterior.
No obstante su decaimiento y estrepitoso fin, la presencia de la secta allí fue importantísima para lo que ha sido la identificación definitiva de Cochiguaz como el principal centro y corazón místico del Valle de Elqui, por real o inventada que sea esta fama, cundiendo así los tarotistas, practicantes de medicina holística, piramidólogos, parapsicólogos, magnetoterapeutas, budistas zen, "contactados" con extraterrestres y otras ofertas por el estilo entre sus comunidades. Ciertos ex integrantes de la agrupación, además, siguieron caminos autónomos e independientes, y algunos se aferraron a las enseñanzas sobre ayurveda y terapias homa para diseñar su propia oferta. Algunos de los dispersos mantienen cierto prestigio aún, mientras que otros fueron siendo tragados por las sombras del olvido.
Hubo cierto reflote del recuerdo de su fraternidad, también, tras el extraño incidente de la estrepitosa caída de un objeto volador en el cerro Las Mollacas frente a Paihuano, en 1998, bullado caso que fue interpretado como el estrellamiento de un ovni y que ha sido deleite de ufólogos desde entonces, pues el eclecticismo y el sincretismo del pensamiento mágico en Cochiguaz se había ampliado ya al punto de reunir estrechamente elementos de la espiritualidad orientalista con otros relativos a visitas cósmicas (los maestros), como vimos. Al mismo tiempo que los detalles menos graciosos de la historia de la Hermana Cecilia iban siendo olvidados (o perdonados), entonces, su leyenda se consolidaba y se extendía en el tiempo, como un antecedente de la fama exotérica y esotérica de aquellas localidades.
Infelizmente, la misma fiebre espiritualista que había sobrevenido en los ochenta y tras la llegada de los miembros de la Gran Fraternidad Universal a Cochiguaz,  inició un proceso de cambios radicales en pueblitos otrora muy quitados de bulla en el interior, como Pisco Elqui, hoy convertido en un bullente centro turístico y bohemio. Si la gentrificación resultante fuera sólo a nivel de progreso y buenos prospectos para la zona, no habría mucho que criticar; empero, la desfachatez de algunos comerciantes ha llegado a influir en la toponimia, cambiando en el uso popular el nombre del río Cochiguaz por el de Río Mágico, para darle alguna connotación sacra y convertirlo -por inducción- en el Ganges o el Godavari chileno, pero con entrada paga... Zonas de campamento con precios ridículamente onerosos en muchos casos, son los que contornean este río y otros de impostura mágica y frecuentes escenarios de fiestas nada espirituales, bastante cargadas a los vicios más pedestres y profanos de la vida.
El caso de la Hermana Cecilia, entonces, tuvo muchas de estas contradicciones y los sincretismos tan propios del Valle de Elqui y de su oferta de turismo cultural, navegando en la honestidad de quienes buscan experiencias espirituales entre válidas opciones terrenales ofrecidas por unos y una inevitable sombra de charlatanería promovida por otros infaltables mercachifles y vendedores de humo que descubrieron las utilidades de este potencial...
Cada quién juzgará hacia qué lado estuvo más inclinada en la balanza histórica con respecto al "Monasterio" de la Hermana Cecilia y a los demás casos que hemos repasado en esta serie.

Comentarios

  1. Comentarios recuperados desde el primer lugar de publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM:

    Unknown6 de febrero de 2019, 01:52

    Hola, mi nombre es Franco....y te debo contar que con solo 6 años fui parte de esta comunidad, siendo bautizado junto a mi hermana a principios de 1983 por el maestro Shree Vasant , (Yo) he tratado de comunicarme con personalidades, que creo reconocer , después de 35 años fueron parte de esta comunidad, sin éxito, recuerdo nombres, rostros e incluso cánticos, que de alguna forma han marcado mi vida, sin el fanatismo propio de los adultos (de ese momento) y más bien con la mirada infantil que experimentaba y aprendía del mensaje esencial que hoy me hace sentido y que quiero transmitir a mis hijos. Hoy, en pos de ese camino, me encuentro en la zona, tratando de encontrar los recuerdos que han sobrevivido al tiempo por 36 años, ojala ustedes me puedan ayudar con algunas referencias para poder marcar un punto de inicio en la búsqueda en el sector......mi correo personal en patagoniacoach@gmail.com, ojala me puedan ayudar.....mil gracias por el artículo , cabe destacar que se acerca mucho a lo cierto, pero omite el gran mensaje y quehacer diario de lo que los integrantes esperaban de su presencia allí, Cecilia Rodriguez era solo la cara del mensaje, el verdadero Espíritu estaba en las personas de bien y esperanza que conformaban la comunidad, incluyendo a todos los buenos hombres, lugareños y forasteros que aportaban con su fe y verdadero amor por un mañana mejor para todos nosotros.
    ResponderBorrar
    Respuestas

    jenny4 de septiembre de 2020, 18:53

    Afortunadamente Claudio Pastén tiene terrenos donados por un millonario en lo alto de Combarbalá y alli viven felices fuera del sistema, plantan, hacen pan y cerveza, crían cabras y gallinas y tienen agua gratis del río, aparte de que el Técnico en Electricidad Claudio Pastén instaló paneles solares para reemplazar la electricidad.-
    Borrar

    ResponderEliminar

Publicar un comentario