UNA CARTA SOBRE LA ANTÁRTIDA Y OTROS MITOS
Este texto corresponde a una carta publicada por el controvertido escritor y ex
embajador chileno Miguel Serrano Fernández, en el diario "El Sur" de Concepción, el
lunes 13 de febrero de 2006. El autor fue un importante nombre en lo que podríamos llamar la construcción mítica de la Antártica, más allá de las visiones estratégicas, históricas y políticas de la misma. Forma parte, entonces, del puñado de divulgadores del mito y folclore antártico.
Hace poco más de un mes se han cumplido setenta años de la construcción de
la Base Militar chilena y de mi primer viaje a la Antártida. Podría decir
que fui yo el responsable de su ubicación, al haber convencido al comandante
Jorge Gándara Boffil de la elección en ese extraordinario sitio.
Viajaban en la inolvidable Fragata Covadonga: Oscar Pinochet de la Barra, el arquitecto Julio Ripamonti, el médico Lermanda, el mayor de Ejército Eduardo Saavedra, el capitán Hugo Schmidt, el teniente de Marina Francisco Araya Proromant, José Miguel Barros y el fotógrafo alemán Gerstmant, entre otros, cuyos nombres quiero dejar aquí estampados, para el recuerdo, en un momento que en Chile ya no se recuerda ni lo que pasó ayer.
Viajaban en la inolvidable Fragata Covadonga: Oscar Pinochet de la Barra, el arquitecto Julio Ripamonti, el médico Lermanda, el mayor de Ejército Eduardo Saavedra, el capitán Hugo Schmidt, el teniente de Marina Francisco Araya Proromant, José Miguel Barros y el fotógrafo alemán Gerstmant, entre otros, cuyos nombres quiero dejar aquí estampados, para el recuerdo, en un momento que en Chile ya no se recuerda ni lo que pasó ayer.
En el Transporte Pinto iba el Presidente, Gabriel González Videla, su valiente
esposa, Miti Markmann, su hija, José Claro y Francisco Bulnes. Yo fui a la
Antártica con la secreta intención de encontrar los “Oasis” de aguas templadas y
cruzar la Cordillera O’Higgins, para llegar al Mar de Weddell y a la base
alemana de Neuschwabenland, “Paraíso Terrenal”, según el almirante Doenitz y
donde se descubrieran misteriosos pasillos subterráneos de millones de años y
momias de igual antigüedad.
Había logrado convencer de “esta locura” al mayor de Ejército Eduardo Saavedra,
quien sería el jefe de la Base Militar. Por supuesto que no logramos atravesar
las altas cumbres, a pesar de haberlo intentado varias veces, yendo sobre
grietas, como las que han hecho la desgracia de los militares en la actualidad.
El Dalai Lama rompiendo el protocolo de recepción en el aeropuerto, para
saludar a su antiguo conocido durante el exilio en India, el ex embajador
Miguel Serrano. Sucedió al llegar de visita a Chile por primera vez en en 1992, desatando una situación que fue insólita y polémica en su momento...
"Del Kailás al Melimoyu".
Los lectores podrán imaginarse de la enorme tristeza y emoción que hoy
siento al enterarme de que no sólo el Ejército, sino también la Marina, han
decidido cerrar sus bases antárticas.
Es esto algo tan tremendo que difícilmente país alguno en esta tierra podrá
comprender.
Y todo esto justo cuando se ha descubierto bajo nuestras bases un lago de
aguas templadas tan grande como de Santiago a Talca y también momias
antiquísimas, además de minerales, gas, oro, uranio y posibilidad de
producir electricidad. Es un hecho que el clima del planeta está cambiando
por causa de la traslación de los polos y de los equinoccios. Los hielos de
la Antártida se van a derretir y con ello aparecerá la legendaria Atlántida
sumergida. La concepción hindú y griega de los grandes ciclos históricos se
está cumpliendo. Lejana está ya la “Edad Dorada”, o Satya Yuga. Hoy estamos
en la “Edad de Hierro”, o Kaliyuga, de la diosa Kali, de la Destrucción. Es
también el Apocalipsis de San Juan, cuando Cristo retornará y también Wotan-Siva,
resucitados en sus cuerpos, a juzgar.
¡Ay de aquéllos, entonces, que no fueron capaces de “mantenerse firmes en
los viejos sueños”, luchando hasta el final para defender su tierra, su
Patria, su Patagonia mágica, su sagrado Monte Melimoyu! ¡Y su Antártida!
Miguel Serrano
Ex embajador
Ex embajador
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